En estos 200 años de república, el proceso de urbanización de las ciudades peruanas ha sido fragmentado y desigual. Los cambios planteados han sido puntuales, de carácter tecnocrático y formulados con escasa participación de la ciudadanía. A pesar de que alrededor del 79.34% de peruanos(as) habitan en ciudades (INEI, 2017), los planes de gobierno de los(as) candidatos(as) a la presidencia no ofrecían visión de ciudad y menos, planteamientos concretos. El proceso de urbanización es un fenómeno que no debería pasar desapercibido para un político; el progresivo aumento de la población de las ciudades ha generado deficiencias en el equipamiento y la infraestructura urbana, y ha convertido a las ciudades en espacios altamente vulnerables ante problemas actuales como el cambio climático o las emergencias sanitarias, como la pandemia actual.
Los estragos producto de la falta de previsión en las ciudades tienen graves repercusiones en sus habitantes. El fenómeno de El Niño de 2017 dejó ciudades destruidas y a muchas familias en situación de vulnerabilidad. Existe un proyecto para su reconstrucción (caso Piura) pero no ha sido culminado. Las ciudades andinas y amazónicas tienden a imitar el proceso de crecimiento de Lima: desordenado, desigual y fragmentado. En distintas partes del país el crecimiento urbano afecta las tierras de las comunidades indígenas, así como diversas áreas de protección patrimonial y natural, y suele tener como agentes a traficantes de terrenos e inversores inmobiliarios. Va en aumento también el número de familias sin vivienda, sin condiciones mínimas de habitabilidad ni servicios de agua y desagüe. Es urgente analizar y debatir estas desigualdades socio-ecológicas y reformular los actuales paradigmas basados en un enfoque tecnocrático, con escasa participación ciudadana y que no suele tomar en cuenta las particularidades.
A pesar de la urgencia de contar con políticas urbanas e instrumentos de gestión efectivos ―tal como la ley del suelo urbano y la incorporación del derecho a la vivienda en la Constitución―, los dieciocho planes de gobierno carecen de enfoques para ciudades, territorios y vivienda. En los casos de Fuerza Popular, Victoria Nacional, Podemos Perú y Avanza País, sus planes se centran en la vivienda, pero ofrecen soluciones ineficientes y caducas, como la titulación, con nula visión de ciudad. El partido Juntos por el Perú es una excepción, pues menciona el derecho a la vivienda digna y la búsqueda de ciudades justas, aunque parece limitarse al ámbito declarativo. Los grandes temas ausentes han sido la planificación urbana y territorial, pues no se explica cómo será la gestión del territorio ni se menciona el rol de las comunidades en su planificación.
El desarrollo de las ciudades no es solo prerrogativa de urbanistas, planificadores urbanos y arquitectos. Las ciudades son los espacios en los que reproducimos nuestras relaciones sociales, condicionados por un sistema social, político y económico. Muchas obras públicas de redes de agua, saneamiento, construcción de espacios públicos y titulación de propiedades han sido producto de relaciones clientelares y de grandes actos de corrupción. Es necesario que se pongan sobre la mesa y en el debate público estos temas y que se esclarezca hacia dónde vamos en materia urbana y territorial.
09.05.2021