Para comprender el racismo en el Perú, pocos términos parecen más opacos y por eso más reveladores que el de “cholo”. Publicamos una carta de interés para la historia de sus múltiples y contradictorios usos, sin agotar las líneas de análisis del valioso documento.
El vocablo «cholo», que Garcilaso de la Vega explica empleaban ya los españoles de su tiempo “por infamia y vituperio”,1 está documentado con algunas de sus acepciones medianadamente reconocibles en el Perú actual al menos desde el siglo XVII (“un cholo llamado Juan de Montoya, natural de la ciudad [de Trujillo, 1641]”; “un cholito natural de el Valle de Jauxa” [1659]). Pero la peculiaridad de esta carta reside en la identidad de la persona hacia quien, desde la intimidad familiar, y no una pero dos veces, se dirige el epíteto: José Gabriel Tupa Amaro.
El término era de uso corriente en el Cuzco en tiempos del célebre rebelde. En noviembre de 1779, se ordenó, con aparente frialdad burocrática, que en Tinta y demás provincias se formase padrones “con distinción de indios originarios, forasteros, cholos y sambaigos.”2 Un corregidor se refirió, más dubitativo, a un platero llamado Juan de Dios Vera, “a mi parecer cholo”, en carta de abril de 1780.3 Sólo unos días después del estallido de la rebelión, el obispo del Cuzco caracterizó al vulgo de la diócesis como compuesto de “indios, cholos y mestizos”, en ese orden, revelando, como otros contemporáneos, su convicción de que los cholos no eran tan indios como los indios pero eran más indios que los mestizos.4 Había “cholos” en el campo y en la ciudad. La cacica de Acos, Tomasa Condemayta, comandaba a un grupo de “indios e indias, cholos y cholas”, según un reporte de noviembre de 1780.5 Otro informe, de mayo de 1781, describió a la mujer de Julián Apaza (Tupac Katari), en el lado altoperuano de la masiva rebelión, como “una chola como de 26 años”.6 Las tropas capturaron a “un cholo parecido a Diego [Tupa Amaro]” en algún momento de 1781.7 Eusebio Balza de Berganza, autor de “La verdad desnuda” (1780-82), lamentó airado “los sacrilegios y atrocidades que perpetró allí [en el pueblo de Sorata] este infame cholo”, refiriéndose a Andrés Mendigure, sobrino de Micaela Bastidas y su esposo José Gabriel.8
El “bil traidor Josse Gabriel Tupac Amaro” fue llamado eso y muchas cosas más pero, hasta donde sabemos, éste es el único testimonio hasta ahora en el que, significativamente desde Lima mas no desde el Cuzco, se cholea a José Gabriel. También se “choleaba” en la ciudad capital, por supuesto, y desde muy temprano (el verbo existía ya en el siglo XVIII). Buena parte de los individuos que ingresaron al hospital de indios de Santa Ana entre 1718 y 1723 fueron descritos como “cholitos” y “cholitas”, sirvientes muy jóvenes provenientes de Lima, Pasco y Huancavelica, entre otras localidades serranas. Unos “nacían” cholitos: un bebé enfermo, por ejemplo; otros “se hacían” tales: un niño sometido a la servidumbre doméstica.9 Para fines de esa centuria, y como insulto punible por ley, era esgrimido frecuentemente también entre individuos de la plebe, para poner al otro u otra en su lugar o reclamar el lugar arrebatado.10 Subir un peldaño y empujar a otro dos o tres más abajo.
Pero había que sentirse lejos, muy lejos para equiparar a los personajes que recibieron o dispensaron este epíteto en la ciudad–los “cholitos” que en situación de extrema pobreza ingresaron a Santa Ana, o la “china chola” y la “Puta, Chola, arrastrada, indigna y sobrada” sobre quienes escribió Alberto Flores Galindo–con el orgulloso cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca. Así, el término adquiere en la carta nuevas y muy actuales dimensiones, producto de las distancias reales e imaginarias que nos separan. El espacio adonde se encarama el término es el del subterfugio: refiere o intenta hacer objetiva una supuesta tara, condición o propiedad que no está en realidad en el sujeto descrito sino en el que lo describe.
La autora de la misiva, quien se queja “del cholo Tupamaro” y se lamenta por “las yncomodidades en que nos ha puesto este cholo”, es la limeña Lucía Carrillo de Albornoz y Bravo de Lagunas. Hija de los IV condes de Montemar y fallecida hacia 1806, era una mujer muy acaudalada. Aportó a su matrimonio en Lima con Gaspar de la Puente Ibáñez, contador mayor en la Contaduría de Bienes de Difuntos, además de hacendado y comerciante, una dote de 21,747 pesos, repartidos en plata sellada, joyas, plata labrada, muebles y esclavos. En el ajuar, resaltaban un par de pulseras con 494 diamantes valorizadas en 2200 pesos, así como un par de zarcillos con 30 diamantes valorados en 1500 pesos.11 Lucía y Gaspar fueron padres de Lorenzo, futuro marqués de Corpa y firmante del Acta del Cabildo de Lima a favor de la Independencia el 15 de julio de 1821. Terminado el emblemático acto, el choleo emprendió otra vez su camino, presuntuoso, ufano y orgulloso, por el viejo virreinato en ruinas.
He aquí la carta que Lucía dirigió a su hermano José.
//5// Mi mui Querido hermano Josef:
Llebamos nuebe meces sin tener noticias de esa Corte, y à mi àlgo mas pues en las ultimas noticias no tube Carta tuia. Por acà estamos todos buenos. Marianita Manrrique malpario el dia 4 de este y corre con mucha felicidad. Rosita Monteblanco a cumplido el termino de su barriga, y espera por ynstantes su parto. Pepa se halla en su Haz[ien]da preñada, y la esperamos que baje à esta Ciu[da]d para parir. Mi hija Marianita y Josefita Messia estan preñadas de un mismo tiempo con poca diferencia, y pariran por Junio, o Julio. Todas estas noticias te doy parà que des gracias a Dios de que no es tan facil se àcabe nuestra familia, solo Maria Chepita no àcaba de darme el gusto de tener sucecion que tan justam[en]te // 6 // se decea por que las combeniencias de la Casa de Mendoza no tienen comparacion con ninguna de las Casas Ricas de esta Ciu[da]d, pero el gran trabajo es, ser de todo de Mayorazgos, que si no se logra tener un hijo, se hà hechado asar, por lo que hace à las combeniencias, que por lo q[u]e haze à sus prendas, y capacidad, hè àzertado àsi en este, como en el Condesito, pues cada dia vivo mas gustosa con ellos. El Marques de San Antonio hà llegado, y me hà dado el gusto de hablarme mucho de ustedes.
Del cholo Tupamaro, no tengo que decirte òtra cosa, sino es que me figuro se hà buelto loco, y de contado quiere hazernos perder el Juicio à todos. Los daños que hà hecho no se pueden reparar en cinquenta años. El dinero perdido llega a millones. La gente muerta // 7 // asi de nosotros, como de ellos que podemos llamar nuestra es infinita. La consternacion en el Cuzco es tan grande que no se sabe como pueden la gente resistirla, empezaron a respirar luego que llegò Manuel Villalta, porque con su natural desembarazo, ynstruccion, y espiritu, logró que áquellas gentes respiraran, y quedaran satisf[ec]has, viendo las Providencias tan oportunas q[u]e daba, hasta que llegò d[o]n Gabriel Aviles con 400 hombres que sacó de esta Ciudad, que dicen tubo algunas diferencias con Manuel, no me toma esto de nuebo, por que no es tan facil que se junten, perros, con gatos: ellos no pueden llevar en paciencia ver las ventajas que les hacen los Criollos en entendimiento, modales gratas, y dinero, y asi viven siempre en una emulacion continua //8// pero lo que te puedo asegurar es, que en esta Guerra que tal vez causarà risa por hallà, por que à la distancia en que estamos, no es facil q[u]e conciban las concequencias que pueden resultar, los criollos que se han àllado en esas Provincias inmediatas, como son Villalta, Cabero,[El coronel José Cavero, comandante de la sexta columna del ejército contrainsurgente despachado desde Lima. Campbell, «The Army of Peru and the Túpac Amaru Revolt (1780-1783)», 49.[/efn_note] Senteno, y el Marquesito de Roca fuerte,12 se han desempeñado mui à satisfaccion de todo el publico, sin apartarse nunca de los lugares donde les hà paresido combeniente estar, a fin de evitar todos los males que puedan ocurrir: de los Correx[ido]res de àquellas inmediaciones Europeos, no quiero señalartelos, pero es cierto q[u]e ellos han salido fugitivos, llenos de angustias, unos desnudos, otros enfermos, y finalm[en]te como han podido han llegado unos a Arequipa, y otros à esta Ciudad. Yo no digo q[u]e sea falta de spiritu, pudo haber sido tomarles en una situacion // 9 // ymposible de defensa.
El dia 18 o 19 del pasado salio el S[eñ]or Visit[ad]or para el Cuzco con 400 hombres, y con los que se han juntado en el camino, salia de Guamanga el dia 3 de este hasta con mil hombres. Posteriormente hemos tenido noticias, de que los Caciques de Asangaro, y Tinta con òtros mas se han juntado para pillar al rebelde, en esto tenemos mucha confianza por que ellos se entienden, y como hechos à estos Temperamentos, pueden àtacarle con toda fuerza. Al contrario los pobres mulatos, y Negros de esta Ciu[da]d se hallan los Ynfelices con temperamento distinto enteramente del de esta Ciu[da]d y otras muchas Yncomodidades que tù como que has estado // 10 // en sierra podras advertir, sin embargo ellos se han ófrecido voluntariamente no ignorando los trabajos que se les esperaba pues sabes que la Plebe de esta Ciu[da]d no es ignorante, despues de todo han dejado sus familias, y se presentaron gustosos de tener ocacion en que servir a nuestro Monarca. Oy se halla esta Ciu[da]d con mil hombres àquartelados que paga el consulado, lo que hà servido de mucho consuelo, por que la gente se hiba ynsolentando, y yà [a]parecian Pasquines en los lugares publicos, con bastante repetición, yà botaban Cartas rotuladas (en las Ylgecias) à los Provinciales, y eran para el Virrey llenas de ynsolencias; pero oy // 11 // con estos mil hombres, estan continuas las rondas, y la gente en àlguna sujecion; lo que ha dado mucho cuidado à las personas de Critica, y de buen juicio, es, que si en las yncomodidades en que nos ha puesto este cholo, quitandonos gente, y caudal, y los principales Gefes como son Ynspector,13 y Visitador,14 se nos àparesen unos Navios Yngleces, es malissima oportunidad para que los recibamos con gusto, lo que no teniamos sin estas circunstancias que verdaderam[en]te podriamos hazer una buena defenza: hasta haora no parecen, Dios quiera que siga assi mientras nos reforsamos. //12//
De nuestro Querido Guirior15 tubimos carta en que nos habisa sale para de Valparayso para Buenos – Aires à 15 o 16 de Enero, Dios lo llebe con bien, pues te aseguro que lo amabamos por su apacibilidad, y buen trato, pero oy lo estimamos como Profeta, pues no es creible ver como se imponia en todas las concequencias, y resultas que podian tener las cosas. Supongo que haciendo refleccion de que este es un hombre de un entendimiento nò regular, de una grande comprehencion, de un sumo Juicio, de mucha experiencia del Mundo por sus años, y sobre todo de una venerable virtud, no es mucho qto. Se ympuciera en todas las cosas que estamos expe- //13// rimentando.
Tu tendras mucho gusto de comunicar su Madama, por que se hace àmar, assi ella como èl, me son finissimos, y estan correspondidos, por que me parece Just[ici]a amarlos.
Al S[eñ]or Visit[ad]or igualmente le estoy reconocida, pues sin embargo de haber salido con tanta tropelia de esta Ciu[da]d, tubo la atención de venirse a despedir de mi la Vispera: de escribirle à su Capellan en todas las ocaciones que benga de su parte a vicitarme de ofrecerme en todas ocaciones sus facultades, de haber hecho el Ynforme que creo tendras en tu poder à fabor de Lorenzo sin haberle hecho la menor insinuacion, sino antes agitandome el p[o]r los papeles precisos para poderlo hazer. Todas estas demostraciones de un hombre // 14 // de su respeto hechas à quien sabe reconoser como Yó, me tienen en suma obligación. Su persona no puede ser mas àmable, es distinguidamente àvil, sagaz, y àstuto: sabe yncinuarlo[,] se congracia, sin embargo que con todas estas qualidades no hase todos los progresos que haria à no tener la comicion que hà traido. Dios quiera sacarlo con bien de todos sus àsuntos, para que pueda hirse quanto antes à essa Corte donde precisamente ha de ser premiado su merito.
Yo me he hallado estos dias pasados llena de aflicciones, por haberse descubierto una llagita que tenia d[o]n Gaspar asi àl ojo, maligna, y ser preciso cortarla no era esto lo q[u]e mas me afligia, sino es lo nuebo q[u]e era para los Cirujanos // esta curacion, pues conocian que era preciso hacerla, y no se resolvian. [F]ue preciso que los Pacientes, el y Yó los estrecharamos, y les dieramos àliento para q[u]e se resolvieran à hazer la operacion, à nosotros nos infundio este spiritu la experiencia que tubimos con d[oñ]a Mariana Ybañez y d[o]n Juan Josef de la Puente que teniendo iguales llagas en la Cara los curò Delgar [?], y los dejò perfectam[en]te sanos: esta experiencia nos hiso entrar en confiranza p[ar]a animarlos, y resolverlos a que la ejecutaran, la q[u]e se hiso el dia 1º de Pasqua de Navidad, y hà corrido con una fortuna como podiamos decearla. Oy se halla sano, lo que me tiene llena de gusto[.] // 16//
Nuestro Gefe es un santo hombre, su familia àmable, y el hase lo que puede en lo que es sumamente celoso, es, en q[u]e no se sepa noticia alguna del Cuzco, todo su exmero, y cuidado es, si alguno de los propios que bienen tan repetidos hablan alguna cosa de las del Cuzco. Haora me àseguran que tienen presos dos soldados que llegaron, por q[u]e hablaron sobre estos àsuntos, no sè si serà cierto, por que te àseguro que todo lo dudo, por q[u]e es tal el enjambre de mentiras que no hay de quien fiar; y por lo que nada aseguro; es quanto ocurre, y entre tanto pido à Dios te g[uard]e m[ucho]s añ[o]s. Lima y febrero 11 de [1]781.
Tu Lusia
[postdata] No omitas dilig[enci]a en or[de]n à Lorenzo porqu[e] es mucho trabajo tener un hijo de 22 años sin destino. [rúbrica]
Imagen central: detalle de Catalina Sánchez Boquete y Román de Aulestia, de Pedro Díaz. Lima, Pedro Díaz, Lima, ca. 1795-1805. Óleo sobre tela, 210 x 126 cm. Colección familia Carrillo de Albornoz, Lima
Notas
- Garcilaso, Comentarios reales, Libro IX, Cap. 31.
- CDIP, T. II, Vol. 1, p. 507.
- CDBRETA, Vol. 1, 67.
- CDBRETA, Vol. 1, 212, 223.
- CDBRETA, Vol. 2, 76.
- CDIP, T. II, Vol. 2, p. 806.
- CDIP, T. II, Vol. 1, p. 380.
- CDIP, T. II, Vol. 1, p. 593. Andrés era hijo de Pedro Mendigure, primo de Micaela Bastidas, y de Cecilia Tupa Amaro, prima de José Gabriel Tupa Amaro. Loayza, Cuarenta años de cautiverio, 26.
- Ramos, El cuerpo en palabras, 66-67
- Flores Galindo, La ciudad sumergida, 136.
- Rizo-Patrón, Linaje, dote y poder, cuadros 13, 14, p. 111, nota 25, p. 176-77, 233, 256.
- Juan Nicolás de Lobatón y Zavala, coronel de milicias y el criollo de mayor rango en el referido ejército. Campbell, «The Army of Peru and the Túpac Amaru Revolt (1780-1783)», 48-49.
- El maestre de campo José del Valle, comandante en jefe del referido ejército. Campbell, «The Army of Peru and the Túpac Amaru Revolt (1780-1783)», 48.
- José Antonio de Areche.
- Manuel de Guirior, virrey del Perú entre 1776 y 1780.
28.04.2024