El paisaje invisible

Álvaro Higueras

Pienso que la diferencia entre la pasividad ante los cambios radicales e irreversibles de la construcción de un aeropuerto en la pampa de Chinchero y el estupor generado por el daño reparable (y esperemos único) del desplome de un muro monumental en Kuélap radica en la incapacidad del público de concebir y entender la idea de paisaje. Es difícil proyectar y concebir los futuros cambios que generará un aeropuerto. El paisaje no se aprecia: no se relacionan sus partes, tierras, manantiales, bofedales, lagunas, senderos, ríos, rocas, cerros como un todo orgánico y significativo. Eso era una concepción compleja pero  “pasada”. Ciertamente, el aeropuerto no va a afectar los cerros, pero sí las aguas de la pampa, afligiendo entonces ganadería y agricultura (que ya ha perdido una gran cantidad de tierras). Estamos, por supuesto, hablando no sólo de las poblaciones urbanas que no lo pueden concebir, sino también de las poblaciones rurales de hoy, que en cierta medida han apoyado el proyecto del aeropuerto. El derrumbe de Kuélap es un tema sensacionalista, de gran impresión visual, perfecto para generar la sorpresa y la desazón efímeras. El día en que el muro sea reparado ya ni se recordará el incidente. La herida mortal en el paisaje de Chinchero quedará visible por siglos, funcione o no ese aeropuerto.

21.04.2022

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