Algunos políticos cuestionan la falta de unión de los peruanos frente a la destrucción del muro de Kuelap como lo hicieron los franceses cuando sucedió el incendio de Notre Dame. “Todos somos culpables, nadie es culpable”. Tardías dramatizaciones; se requieren campañas públicas previas para evitar la destrucción anunciada,1 como han hecho muchos profesionales en el caso del aeropuerto de Chinchero, un proyecto que afecta no solo el paisaje cultural sino el tejido social de la comunidad quechua. Nos preguntan en qué radica la diferencia entre la destrucción de Kuélap y Chinchero. Creo que para encontrar soluciones, es más útil señalar las coincidencias entre ambos casos. Habría que subrayar que son inmuebles arqueológicos declarados Patrimonio Cultural de la Nación, es decir, cuentan con reconocimiento jurídico además de ser, ambos, recursos turísticos explotados económicamente.
¿Quién en su sano juicio dejaría que se destruyesen pensando que los ingresos por turismo aumentarán? Solo quienes se nieguen a asegurar el desarrollo sostenible del patrimonio y van por un botín inmediato muy distinto al respeto por todo lo que nos une como peruanos y peruanas. Considero que son una amenaza permanente: la escasa conciencia de los políticos y las autoridades sobre la misión del sector cultural, el uso político del ministerio correspondiente sin la implementación eficaz de políticas públicas de conservación o salvaguardia de los patrimonios, el aval otorgado a ambos proyectos por especialistas del patrimonio por una cuota de poder, la contraposición de las ideas de progreso y patrimonio que solo dañan aquello que estamos obligados a proteger, el hostigamiento o el ninguneo a especialistas que se atreven a denunciar o criticar, una obsoleta estructura administrativa y presupuestal centralizada de la cultura, la falta de convocatorias públicas transparentes para puestos directivos de proyectos arqueológicos en las que no se definen las funciones prioritarias, la falta de resultados frente a múltiples denuncias, la negativa a la coordinación intersectorial para el diseño de políticas públicas, personal que cumple funciones claves con regímenes laborales inestables… El Ministerio de Cultura requiere una reorganización urgente que priorice la conservación y salvaguardia de nuestro patrimonio cultural, que incluye bienes inmuebles, muebles y ámbitos inmateriales, además de la correcta inversión de los limitados recursos económicos del sector que debe unirnos sin instrumentalizar la participación ciudadana.2
Notas
- La Contraloría de la República ha denunciado a través de los medios de comunicación que, de los 56 museos que el Ministerio de Cultura administra, 53 no tienen certificado de seguridad y 35 no cuentan con una póliza de seguro.
- En 2021, le fue asignado al Ministerio de Cultura un presupuesto de 623 millones de soles.
19.04.2022