Respuesta a «Sin llantos ni murmuraciones»

María Eugenia Ulfe

Lurgio Gavilán recoge la pregunta que guió mi texto sobre Perros y promos, su libro coescrito con Jelke Boesten, sobre la humanización. En su respuesta, responde a mis cuestionamientos a esta aproximación. Me detendré en un punto que llama mi atención y es la disociación entre ciencias sociales, derecho y violencia que plantea en su réplica. Las ciencias sociales y, en especial, la antropología, requieren que se comprenda el contexto para describir y explicar las prácticas, los discursos, las imágenes o lo que dicen las personas. Parafraseando al autor “situar al sujeto en el drama histórico, dentro de la cultura militar, del estado de excepción, de la racialización”, ¿acaso lo exime de responsabilidad frente a los crímenes que puede haber cometido? ¿Trasladar la explicación a una violencia institucionalizada y estructural hace que las personas pierdan la conciencia de que cometen crímenes? 

Es cierto que hay más de una diferencia entre el discurso de las ciencias sociales y el del derecho. Las primeras han cuestionado la universalidad de los derechos humanos. En particular la antropología (al menos, en mis estudios) critica el insuficiente reconocimiento de la diversidad cultural en la justicia transicional. Los crímenes exceden el marco del derecho. El derecho define y caracteriza estos crímenes y los castiga. Sin embargo, estos crímenes destrozan y trastocan las vidas de las personas. En antropología aprendemos lo relevante que es la posicionalidad, la reflexividad y la seguridad en campo al hacer investigación. Tomamos posición con respecto a cómo realizamos nuestros estudios; abordamos la investigación con nuestros intereses y, a su vez, las personas con quienes trabajamos tienen también sus propias agendas. La investigación se desarrolla en esos encuentros. ¿Puede ser neutral una investigación?  De trabajos como los de Renato Rosaldo, Nancy Scheper-Hughes o Kimberly Theidon, para el caso peruano, aprendimos que nunca una investigación es neutral, menos cuando se trata sobre violencia en un país como el Perú, donde reina la impunidad. Una investigación sobre violencia es siempre política y comprometida con las personas con quienes se trabaja. La investigación implica un sentido de responsabilidad y una ética de respeto hacia los sujetos con quienes trabajamos. Comparte esto último con el discurso de los derechos humanos: se pide responsabilidad a los Estados para que se hagan cargo de sus pasados; se pide responsabilidad a los y las investigadoras que trabajan estos temas porque los contextos de justicia en países como el nuestro son escasos. La ciencia no excede la vida de las personas. Hacer este tipo de investigaciones es siempre salir de nuestra zona de confort, es acercarse al dolor. En el caso de Perros y promos, lo que se pide es que se hagan estas preguntas a quienes, como se muestra en el libro, padecieron de esta violencia y también cometieron abusos y violaron derechos, cuando su deber era cuidar la vida de las y los ciudadanos peruanos.


Crédito de la imagen: Efectivos del Ejército acompañan a los esposos Ramón Laura Yauli y Concepción Lahuana, quienes declararon haber sido reclutados a la fuerza por Sendero Luminoso. La Mar, Ayacucho, junio de 1985. Foto: Abilio Arroyo / Revista Caretas. En Yuyanapaq. Para recordar. Relato visual del conflicto armado interno en el Perú, 1980-2000. 3ra. ed. Lima: PUCP, 2015, p. 22.

07.12.2024


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